La maldad del conservadurismo y la mala hostia de los franquistas


En enero de 2020 se celebrará el  centenario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós, el mayor novelista de nuestro siglo XIX, «Eterno Galdós», como cita la Revista literaria Mercurio en su número del actual mes de Septiembre, dedicado en parte al 175º de su nacimiento, que se cumplió el pasado mes de Mayo.

Pues bien, la escritora Almudena Grandes, una galdosiana hasta en su estilo literario,  escribe en la citada revista, como firma invitada, un pequeño artículo titulado «Un genio generoso y poderoso» donde dice textualmente:

«Habría merecido nacer en otro país.

En la primera sesión celebrada tras la victoria de Franco en la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acordó solicitar al Registro Civil que eliminara la inscripción del nacimiento de Benito Pérez Galdós en la página correspondiente al 10 de Mayo de 1843. Así, el único escritor que podría competir con Cervantes por el título de gran novelista español de todos los tiempos entró en el limbo de la inexistencia oficial.

Es difícil concebir una venganza peor.»

En otra parte del artículo cita:

 «Durante décadas, pese a haber sido celebrada por Cernuda, Buñuel o Max Aub, la obra de Galdós fue ignorada, despreciada, objeto de chascarrillos infames o motivo de bromas sin gracia en reuniones de tantos escritores objetivamente mediocres.»

En la revista son varios los que escriben sobre el gran novelista del XIX y hacen justicia al poco estudiado y conocido en la actualidad por nuestros estudiantes de bachillerato y por el público en general. En otros países se respetan y celebran a los grandes hombres, a los genios; en el nuestro se los desprecia e ignora, se los envidia y condena al olvido. Aquí no se suma nunca: solemos ser más de restar.  Me serviré de un ejemplo que escuché al gran Juan Goytisolo cuando explicaba cómo políticos y dictadores nacionalistas españoles prohibían hablar el catalán: restaban en vez de sumar. A su vez nos llegan catalanes que tratan de vedar o prohibir hablar español: siguen restando en vez de sumar posibilidades infinitas. Es uno de los muchos males nacionales o peninsulares que arrastramos desde siglos. 

La mala hostia de la derecha española sigue vigente. A ella se han unido otras derechas: las nacionalistas, y todas juntas conforman un espacio y ámbito irrespirable en su conjunto con la nueva aportación de las juventudes joseantonianas de los naranjitos.

Si algo tuvo Benito Pérez Galdós fue el saber plasmar en su escritura todo lo oscuro de esa España retrasada y caciquil que lleva imperando y campando a sus anchas desde tiempos inmemoriales. Supo mostrar la mezquindad de los poderosos y el servilismo de las masas incapaces de levantarse y dejar de arrastrarse; desnudó a la Iglesia, mostrando su cerrazón y tesón en destrozar cerebros, sometiendo al pueblo a los dictados de aquella monarquía felona y absolutista. Creó personajes inolvidables en la literatura española, sobre todo esos personajes femeninos que caminan por sus historias y que muestran mujeres sometidas, castigadas, manipuladoras, heroínas unas veces, víctimas las más, emprendedoras….. esas protagonistas no dejan indiferente al lector. Retrata a través de ellas un siglo espantoso en nuestra historia, de mucho sufrimiento, de varias guerras civiles, de intentos de liberación y superación, de nuevos hundimientos. El siglo XIX no supo cerrar los traumas de anteriores siglos y todo degeneró en una España en guerra. La de 1936-1939. Todavía seguimos sin cerrar las heridas.  

Los personajes masculinos son muestra perfecta del español de su época, un amplio muestrario de tipos psicológicamente desarrollados por Pérez Galdós en toda su obra. 

Sus novelas merecen una detenida lectura y disfrute. Recuerdo mis trece años con la primera novela del autor en mis manos. Era un ejemplar usado, viejo, publicado antes de la Guerra Civil, propiedad de mi padre.  Marianela me impresionó y me hizo llorar.

Después leí alguna más y no tardé mucho en embarcarme a los quince años en su monumental obra Los Episodios Nacionales, que todo historiador que se precie debe de haber leído. Yo no lo soy, pero volvería a leerlos. Sin su lectura es difícil comprender el siglo XIX español y sus consecuencias en el XX y XXI. Llevamos siglos arrastrando males y vicios nacionales.

Hay universidades norteamericanas y de otros países con cátedras y especialistas dedicados al estudio de la obra galdosiana. Incluso hay revistas especializadas en su obra y estudio. Aquí damos gracias a las cátedras (pocas) que se dedican a su difusión. En Canarias las hay. No consiguieron borrar su existencia.

La derecha española y su Iglesia nunca le perdonaron que ahondara en sus vicios y defectos, en sus canalladas e imperfecciones históricas, en sus abusos y crímenes. La monarquía lo odiaba y los monárquicos le huían como a la peste. Era un hombre fuera de época y sin embargo vivía intensamente el siglo. También se ganó enemigos entre los liberales de su época. Un libre pensador nunca suele encontrar hueco entre sus contemporáneos.

Son muchos los congresos galdosianos que se celebran por el mundo. Solo hay que bucear en las webs culturales y sorprende la cantidad de reuniones, simposios y congresos programados.

Por cierto, Benito Pérez Galdós murió ciego. A su entierro asistieron más de 30.000 ciudadanos de aquel Madrid de 1920. Se pueden encontrar muchas cosas sobre este autor en la red. 

Recomiendo embarcarse en la lectura del más grande escritor del XIX español.

PEREZ GALDOS 2

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