QUINCE AÑOS….. NO ES NADA.

 

Quince años antes le avisaron de la posible necesidad de una intervención quirúrgica. Su salud todavía era fuerte y pensó que no viviría tantos años para someterse a ningún tipo de operación. Tan sólo le preocupaba el momento, el día a día y la felicidad que experimentaba en cada momento vivido a tope.

Nunca le dio ningún valor añadido a su propia vida. Odió la propiedad privada desde muy niño. Sabía de las desavenencias provocadas por el asqueroso dinero, los problemas entre sus tíos, padres y primos por las malditas herencias de pura miseria. Vivió una educación libertaria, de muchas lecturas filosófico-anarquistas, liberales y republicanas, aderezadas con las enseñanzas nacional-católicas de su época escolar. Aquellos himnos patrióticos vacíos de contenido y llenos de hambre. Desde muy joven fue consciente de ser un producto biológico destinado a nacer, crecer, procrear, envejecer y morir. No había otro sentido, nada tiene mucho sentido, salvo el momento presente. Un árbol, un gran árbol es mucho más importante que nosotros, pensaba. Cumple una labor vital. Nosotros somos simples parásitos sociales, depredadores sin sentido, esquilmadores  de la naturaleza. Nació en el comienzo de la llamada “era atómica”…. esa que costó tantos miles de vidas en dos ciudades japonesas. Vivió la intolerancia de una guerra fría permanente, Intentó ser él mismo sin dejarse avasallar por absurdas ideologías ni religiones castrantes. Saltó al siglo XXI con la certeza de que nada cambiaría a mejor. Tan sólo se produjo un cambio de “enemigos”, pero continuaron los conflictos para millones de ciudadanos corrientes, lo absurdo y sin sentido de la vida.

 

Amó intensamente el mundo femenino. Admiró el arte, disfrutando ante una obra, como emborrachándose de su contenido. Disfrutó de las conversaciones inteligentes y de la inteligencia femenina. Amó a la mujer y lo que representa en nuestro mundo y cultura universal.

Sufrió la incomprensión y el desprecio de las despreciables y sucias gentes de orden mental. Vivió rodeado de inteligencias fracasadas, como él, con la diferencia de reconocerse entre ellas. Eso le daba un margen de ventaja fundamental para anticiparse a la jugada.

 

Los quince años fueron pasando, de forma intensa, brutal, mediante una metamorfosis interior que cambió su persona y su vida. Cambió su modo de vivir dejando atrás toda una vivencia frustrada. Esto fue causa de un cambio muy profundo, su forma de ver la vida con más radicalidad, más intolerancia ante los intolerantes, más rechazo a los fanatismos irracionales. Encontró momentos para escribir, para ensayar un poco con las letras y los pensamientos.

 

Y llegó el final de esos quince años anunciados. La medicina no se había equivocado: la intervención era necesaria y sin demora.

 

De repente el parón, el frenazo a una vida sin mucho sentido.

Una operación a corazón abierto. Un cambio de válvulas a un corazón todavía fuerte pero cansado de vivir y sufrir, una posibilidad de recuperar esa fuerza vital durante 20 o 30 años más de vida……. una interrogante a los 61 de edad.